jueves, 21 de abril de 2011

... porque soy parte de la solución y no del problema

Queridos amigos: les envio esta carta escrita por un estudiante de IVº del colegio Notre Dame.  es un bello testimonio de su experiencia y conocimiento de los sacerdotes, con quienes le ha tocado vivir y compartir... hacen falta estos testimonios, y comparto con  Jose Manuel este sentimiento...
muchas bendiciones, sacerdotes, en este día.. que sigan siendo signo del amor de Jesús. cuenten con esta Iglesia, la esposa de Cristo, que estará rezando, acompañando y consolando sus dificultades, y les agradece su entrega generosa.
bendiciones, 
Ligia
(PD: les pido difundir esta carta)




Santiago, Jueves Santo de 2011
Estimados sacerdotes:
 
Hace cerca de 2000 años Jesucristo instauró el sacerdocio aquí en la tierra.  Hace cerca de 2000 años Dios quiso que en el mundo hubieran personas consagradas a representar a su Hijo.  Hace cerca de 2000 años que el Espíritu Santo decidió hacerse presente dentro de todos los hombres, pero quiso también, brillar más aún, en algunos pocos elegidos que cantaran a los cuatro vientos la alegría del Señor.
 
A ustedes, los curas, alma de Su Alma y corazón de Su Corazón, los llamó a ser El mismo aquí. Los llamó a prender los corazones del resto de los hombres. A propagar el fuego que existe dentro de cada uno de ustedes, fuego ardiente, luminoso, vivo, en el resto de las almas de la raza humana.  A encaminar a sus semejantes, así como ustedes fueron encaminados, por caminos de paz, caminos de amor, de armonía, de silencio, de reflexión, de júbilo, de alegría, de felicidad.  A ser simples y sencillos servidores, pero a la vez grandes e importantes servidores.  A transmitirnos misterios, transmitirnos pasiones, transmitirnos hechos, transmitirnos buenas noticias.
 
Cuando la tormenta arrecia hemos de saber que existen curas “buenos”, la gran mayoría,dispuestos a darlo todo, a sacrificar mucho, por acompañarnos, por apoyarnos, por enseñarnos, por oficiar la misa, a abogar por el respeto, por la justicia, por nuestra dignidad, por nuestra calidad de seres humanos.   Muchos, muchos más que los curas “malos” que hoy en día están saliendo a la luz de todo el mundo.   Hay que ponerle el pecho a las balas. Creer, solo a eso se reduce la fe, creer.
 
Llamados a entregar esperanza, ustedes sacerdotes son piezas fundamentales dentro de nuestra sociedad.  Hoy, agradecemos a Dios que los haya elegido, para gritar que el amor está vivo.
 
Varios de los que lean este escrito deben haber escuchado esto ya, pero vale la pena repetirlo:
 
Cuando nací, me bautizó un cura.
Cuando hice mi primera comunión, la celebró… un cura.
Cuando me casé, quien me casó fue… un cura.
Cuando tuve mis hijos, fueron bautizados por… un cura.
Y me voy a morir, no sé cuando, pero algún día me voy a morir,
y sólo sé que el día en que me muera, quiero que esté a mi lado…
un cura.
 
Me siento agradecido… de los curas.
 
 
José Manuel Vega Ortega
Capitán Colegio Notre Dame
Estudiante IVº medio