martes, 9 de marzo de 2010

... del hermano


Cuando miro el mundo de hoy cada día me entristezco al descubrir que una de las cosas que más nos hace falta es la “misericordia”. Cada día somos más duros, rigidos, hemos llegado incluso a la intolerancia y la insensibilidad. 
Llena de tristeza aún más al descubrirnos como cristianos, que deberíamos estar llenos del amor de Dios, continuan con la “ley del talión”. Incluso, esperando el momento del error del hermano para echarselo en cara.… sin embargo esta no fue la pedagogía de Jesús, y no es la manera como nos trata el Padre.  
Jesús nos dijo: “Sean perfectos como el Padre Celestial es perfecto”. Y ¿cuántos de nosotros los somos? Y por no serlo, ¿Jesús nos desprecia o nos humilla? Ciertamente no. Respeta nuestro proceso, nos alimenta con amor y de esta manera nos permite experimentar su misericordia. Aprendamos a ver hacia nosotros mismo. Así descubriremos toda nuestra miseria. Esta es la base para tratar a los demás con dulzura y compasión, pues si siendo lo que soy, Dios me trata con amor, con cuánta más razón no lo haré yo con mis hermanos, que la verdad, son mejores que yo. 
En este camino de confianza en que estamos avanzando, es bueno mirar a nuestro hermano con amor, descubriendo todas las cualidades que porta y olvidando sus fallas o limitaciones que, de seguro, no son trascendentales. Aprende a perdonar para que te perdonen.

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