martes, 2 de febrero de 2010

"Como él ha pasado por la prueba del dolor, puede auxiliar a los que ahora pasan por ella."


Hoy celebramos la fiesta de la Luz, la virgen porta la Luz, porta la candela que ilumina el mundo entero y de la cual nosotros alimentamos nuestras lámparas. Pero, para haber luz, es porque hay oscuridad.
Si, frecuentemente me encuentro con noticias oscuras que necesitan luz, pero ante estas situaciones que dan tristeza, me alegra mucho más descubrir personas que día a día se esfuerzan por portar claridad a ciertos lugares de oscuridad.
Tengo algunos ejemplos fuertes: los jóvenes chilenos que un mes atrás, dedicaron 8 días para compartir día a día con los internos de las cárceles más complicadas de Chile, igualmente, jóvenes aventureros que navegan por la red para transmitir luz a pesar de la incomprensión y del relativismo en que otros quieren vivir su vida, religiosos y religiosas apasionados que viven con amor su elección y portan en su corazón la llama viva de aquel que pura Vida.
Luz, claridad, paz, tranquilidad, gozo, alegría pueden ser solo expresiones o pueden convertirse en realidades que se vivan en la cotidianidad de nuestras elecciones. ¿Cómo hacemos para alcanzarlas?, ¿qué debemos realizar?. Durante estos días estoy leyendo un libro sobre la Beata Madre Teresa, de donde recojo una de sus frases: “la oscuridad es tal que realmente no veo – ni con la mente ni con el corazón- el lugar de Dios en mi alma está vacío. – no hay Dios en mí – y es entonces cuando siento- El no me quiere –Él no está allí…”, cuantas veces nos hemos sentido así también nosotros, en tantas ocasiones podemos experimentar la orfandad de Dios. La pregunta se vuelve más insistente y por lo tanto prioritaria… ¿qué debo hacer? La respuesta la misma beata nos la aconseja: “Nunca he dudado… Yo solo tenía que entregarme a Su plan – a su voluntad – Estoy tan convencida de esto – que daría mi vida gustosamente para demostrarlo”.
La Fiesta de la Candelaria es una bella ocasión para reafirmar nuestra elección. Él es la Luz, María nos porta la Luz; Él es el motivo de nuestra alegría, María es la maestra de la confianza; Él es la luz que disipa nuestras tinieblas, dudas, inquietudes… con María tenemos una discípula ejemplar, para un pueblo que busca paradigmas sin sentido.

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