miércoles, 3 de febrero de 2010

El asombro de Jesús

Jesús se “asombra” de nuestra incredulidad, Dios que es capaz de mirar todo con tanta naturalidad, se asombra de la incredulidad de quienes le seguían en ese momento, Asombrar es una palabra con una carga negativa, sus sinónimos son asustar, espantar; Jesús nos muestra una sensibilidad diversa y una gran vulnerabilidad.
Y hoy, en nuestras vidas, Jesús al vernos ¿se “asombraría”? ¿Qué tendría que decirnos frente a nuestro seguimiento?
En ocasiones nos llenamos de conocimiento intelectual que tiene la respuesta precisa frente a las diversas preguntas, somos expertos desde la teología, la filosofía u otras ciencias para decir la palabra adecuada, pero estamos de verdad abiertos a la intervención de Dios, o solo nos volvemos “expertos” en hablar de Él.
Pido a Dios que me ayude a que la reflexión de hoy entre en el profundo de mí corazón para saber renunciar a cada estilo de calculo, la capacidad de medir cada esfuerzo que hago con el fin de satisfacer mi necesidad personal, y abrir el corazón y la mente a lo verdadero, no aquello que vale por los números más por lo que habita en el corazón de Jesús. Es buscar el verdadero sentido de lo que es el Mesías para mí, lo que significa ser su ministro, para que el asombro se convierta en maravilla,  y no de la incredulidad sino en la realidad de mi vida.

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