jueves, 25 de febrero de 2010

... el diálogo de la amistad.

Jesús nos trae una gran novedad, una novedad que incluso para nuestro camino de confianza es completamente necesaria, una novedad que necesita de nosotros solamente la capacidad de ser amigos. Hoy Jesús nos invita a dialogar, a hacer oración.
Hacer oración no es simplemente hacer un monologo en nuestra vida, hacer oración es comunicarse, compartir, vivir en la amistad con Dios. Es saber que me dirijo a Aquel que me escucha.
La oración nos enriquece porque nuestra conversación se alimenta de la respuesta misma de Dios, haciendo una retroalimentación de nuestro compartir. Nosotros, hablamos con Dios, le contamos lo que nos sucede, lo que nos pasa, le pedimos peces, piedras, le compartimos nuestras miserias y nuestras limitaciones; Dios mismo, nos escucha y nos comparte incluso sus preocupaciones, nos comparte también su vida misma.
Pero la oración no solo queda en la dimensión hombre – Dios, sino que inmediatamente dirige su interés en nuestros compañeros de peregrinación, es nuestros compañeros de camino. Oración que no tiene sentido de caridad no es oración. Dios mismo se expresa, se manifiesta en el hermano y la hermana. Dios nos responde de diversa manera a nuestras preguntas y conversaciones.
Nuestro camino de confianza no puede ser efectivo  sino incluimos la oración para alentarnos, motivarnos e ir creciendo en esta lucha cotidiana, en esta amistad con Dios.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario