jueves, 11 de febrero de 2010

Sentirnos marginados

¿Quién de nosotros no se ha sentido en alguna ocasión marginado o discriminado?, En el Evangelio de la mujer pagana (Mc.7,24-30) me admiro que en vez de sentirse ofendida o despreciada por las palabras tan fuertes de Jesús, lo que esta acción realiza en ella es fortalecer y motivarla a luchar por su objetivo, expresando una gran respuesta que es admirada por el mismo Señor.

En cuantas oportunidades nosotros en una situación similar la reacción sería de queja y reproche o simplemente sentarnos a juzgar la acción de las personas. ¿Será que esta actitud nos ayudará a sentirnos mejor? Hoy nos debemos plantear otra alternativa, desafiarnos a nosotros mismos, ser capaces de luchar por lo que queremos, de motivar nuestra vida a base de convicciones y compromisos. Nos hace tanta falta constancia.

Cuanta enseñanza en un pedazo del evangelio, Por un lado no desperdiciemos la gracia que Dios nos ha dado en nuestro bautismo y al tener como Dios a Jesús. Por otro lado no nos demos por vencidos en nuestras peticiones. No sabemos qué nos dará pero de seguro no nos dejará marcharnos con las manos vacías, sobre todo si somos capaces de reconocer con humildad lo que somos.

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