miércoles, 24 de febrero de 2010

... desde lo más profundo


En el momento más difícil de Jonás, en el oratorio submarino que se encontraba, desde allí invoca al Señor. Hoy puede ser ese día para nosotros, así mismo, cuando la vida parece estar en lo  más profundo porque ha llegado al nivel más bajo de las incomprensiones, de nuestras miserias, de nuestras tristezas, de nuestras desilusiones. Por eso mismo cuando nuestra vida se encuentra en la situación más baja, es ahí, donde nos encontramos en la situación adecuada para gritar al Señor. No es que Él quiera vernos mal para estar con nosotros, somos nosotros quienes cerramos nuestros sentidos para escuchar y solo los abrimos cuando estamos necesitados. Parece ser que estamos obligados a atravesar nuestros abismos para estar más sensibles a aquellos que nuestros hermanos y hermanas nos pueden enseñar.
Tenemos que dejar iluminar nuestras pobrezas para llevar nuestra vida, de lo profundo de nuestras contradicciones y ambigüedades, portándola a una conversión total. Necesitamos cambiar nuestro esteriotipo de vida y mirar el rostro de Jesús.
Solo quien se siente necesitado podrá requerir ayuda, aquel que siente que en soledad es capaz de continuar adelante, su camino de confianza no obrará en él. 

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