martes, 9 de febrero de 2010

"Hipócritas"

No puedo negar el grito interior con el cual resonó la palabra del evangelio: Hipócrita. La connotación con la cual llega trae consigo una fuerza que inquieta. Es fácil hablar de los escribas y fariseos de la época, pero es bueno mirarnos a nuestro interior si hoy en día no somos nosotros los que estamos siendo los “nuevos escribas y fariseos del mundo moderno”  que buscan poner sobre el hombro de los hombres cargas más fuertes que en muchas ocasiones no somos capaces de llevar o igualmente, siendo esto mucho mas complicado, intentamos acomodar los preceptos de Dios al beneplácito del mundo.

Dos dimensiones que piden de nosotros una justa medida, reconocerla es simplemente dejarnos llevar por el amor misericordioso de Dios. Siempre existirá la lucha entre la una y la otra, pero mirado a los ojos de ¿Qué haría Cristo en mi lugar? Podríamos encontrar una justa respuesta.

Hay algunos que dicen ser tan, pero tan de Iglesia, que prefieren eliminar a Cristo y su entrega por nosotros, en beneficio de las leyes y decretos. Existen también aquellos que dicen “seguir a Cristo” pero se aíslan de su comunidad. Somos hermanos, buscamos la misma meta, no somos hijos de uno o de otro, somos hijos del mismo Dios que, a precio de sangre, entrego Su Hijo por cada uno.  Dejemos a un lado la hipocresía y en el amor de Dios reactivemos nuestros lazos de hermandad que tanto bien nos hace a todos.

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